Los tintos más consumidos en España
Solo en España la crianza está sometida a reglas y normas sobre el tiempo de envejecimiento. En otros países este término se convierte en el guarda e inicio de la conservación y crecimiento del vino.
Los vinos de crianza se hacen con variedades de uva que permiten a los caldos evolucionar bien con el tiempo. Se prestan la uva Tempranillo, Graciano, Merlot, Cabernet Sauvignon o la Garnacha.
La mejor crianza y más habitual se realiza en barricas bordelesas, de 225 fabricadas en roble americano, francés o centroeuropeo. El proceso reparará en los tipos de vino y la elección de los enólogos. Se realizará además a cuidada temperatura, humedad y aireación y en el tiempo conveniente.
Los cambios básicos durante la crianza se ven en el color. El vino tinto pierde tonos violáceos y azulados pasando al rojo burdeos y granate. En los caldos blancos, que también pueden ser crianza, pasa del amarillo limón pálido al amarillo pajizo oro, y en los rosados del fresa al naranja.
Los aromas van perdiendo sus notas de flores y frutas evolucionando hacia las especias, maderas o minerales. En boca, la crianza de tintos pule taninos y los vinos se redondean.
Terminada la crianza en madera los caldos se serenan en botella, tras haber sido clarificados, a veces filtrados, estabilizados y embotellados.