Las variables económicas que amenazan a los vinos argentinos

El sector del vino en Argentina, quinto productor mundial, famoso por sus tintos de uva malbec y sus blancos de torrontés, sobrevive con exportaciones del segmento 'premium' para afrontar los reveses económicos.

Los productores sufren, como el resto de la sociedad, los efectos de una alta inflación anual, por encima del 30% de acuerdo a cálculos privados, sumados a un tipo de cambio que las empresas perciben demasiado alto para exportar con comodidad.


"Hemos ido cambiando nuestro portafolio hacia productos más premium y eso hace que hoy sigamos sobreviviendo", afirma Maximiliano Hernández Toso, director de la bodega Huarpe Wines, pequeña empresa nacida en 2003, citado por la agencia France Presse.


En 2013, en comparación con 2012, el valor FOB (sin flete) de vinos y mostos decreció 4,79%. La merma continuó en 2014 cuando se registró una caída de 16,62% en volumen de vino exportado, que representó una pérdida de 4,47% en términos de exportaciones en dólares, según el Instituto Nacional de Vitinicultura (INV). 

Este fenómeno amenaza la supervivencia de una industria que emplea a unas 400.000 personas. 

El francés John du Monceau, propietario de la Bodega Atamisque y ex vicepresidente de Accor, explica que no puede aumentar el precio en dólares y se ve obligado a vender al precio mundial del vino. 

"Así que no puedo compensar la inflación que es nuestro problema", dice en referencia al índice oficial del costo de vida, que aumentó en un 23,9% durante 2014, aunque economistas privados estiman que fue de entre 30 y 40%. 

El tipo de cambio oficial está en torno a los 9,00 pesos por dólar, sobrevaluado según algunos analistas, pero el Gobierno lo mantiene como ancla contra la inflación. 

La economía que creció en 2013 al 3%, luego de rodar el 8% en la última década, apenas recuperó unas décimas en 2014 y este año se perfila sin recuperación a la vista. 

Los viñedos forman parte del paisaje mendocino desde antes de la Revolución de Mayo de 1810, punto de partida de la guerra por la independencia de la corona de España, emancipación declarada finalmente en 1816. 

La industria vinícola hizo de Mendoza y de las vecinas San Juan y La Rioja comarcas prósperas para sus productores que hicieron famoso en el mundo la casta malbec. La actividad se extendió con fuerza a otras provincias como Catamarca y Salta, más al norte. 

"Desde el principio de los años 90 fue nuestro desafío lograr que los vinos argentinos fueran reconocidos en esos segmentos de vinos más caros, de los 20 dólares para arriba", afirma Cecilia Razquin, directora de exportaciones de la bodega Catena Zapata. 

"Hay buenos malbec en California, en Chile, pero no de la forma y la cantidad que surge en Argentina. Un 40% de las exportaciones son de malbec", declara Mario Giordano, director general de Wines of Argentina. 

Al pie de la cordillera de Los Andes, donde el petróleo es otra gran fuente de ingresos, los viñateros vienen esquivando los escollos del decaimiento económico. 

"Al no poder competir en la categoría de vinos de 10 dólares no podemos crecer tanto. Teníamos planes ambiciosos de crecer y nuestras ventas no están aumentando como podrían porque no somos competitivos en los segmentos donde es más fácil hacer volumen", analiza Hernández Toso. 

Y agrega: "Hace tres años, Argentina era competitiva vendiendo un vino que al consumidor en los mercados centrales se vende en alrededor de 10 euros o 10 dólares. Hoy la industria argentina está más competitiva en el segmento de 15 dólares".

Según los datos del INV, los vinos más afectados por la caída de volumen de ventas al exterior fueron los no varietales (-63,75%) y 'otros vinos' (-30,14%), los más económicos, mientras que aumentaron las exportaciones de vinos varietales (+5,23%) y de espumosos (+10,13%). 

 

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